jueves, 3 de octubre de 2013

Poema desde el alma 1 PADRE

En esta mañana, aspiro la brisa rejuvenecedora del lejano océano iluminado por el renacido sol, la caricia de una larga pluma besa mis suaves mejillas enrojecidas por el contacto, la sujeto delicadamente entre mis manos, contemplando su dulce resplandor.

Lágrimas corren por mi precoz rostro recordando la esencia de mi padre, que tan lejos de mi se encontraba, y tan cercano a mi presencia está ahora.

No tardo en escuchar la suave voz masculina que tantas veces se repite en mis pensamientos...

-Seal

Mis ojos se entrecierran y manteniendo mi boca semiabierta exhalo un largo suspiro. 
De nuevo, capto la sensación de que una luz apacible se enciende en mi estómago, como si cientos de plumas acariciaran mis entrañas...

Puedo sentir sus gélidas manos sobre mi rostro, secando los fluidos.

-Cariño, ¿has vuelto a llorar?

Me vuelvo hacia su elegante figura, que se ilumina con la luz del alba...

No puedo evitar empapar más mis mejillas y emitir un débil gemido...

Su cara...
Blanquecina, al igual que la fría escarcha que envuelve el bosque durante tres meses de invierno.
Rasgos masculinos, firmes y rígidos, propios de un valiente guerrero.
Cabello largo, del color de los estratocúmulos del cielo, cae a sus pies cual catarata de nieve por su espalda.
Su mirada…
Su ardiente mirada…

Del color del agua cristalina del océano contemplado desde su interior…
Tan azules… que parece que contenga el cielo en sus ojos…
No muestra su sonrisa celestial… se encuentra preocupado al observar mis lágrimas.

Su cuerpo…

Erguido y cargado de fortaleza, muestra sus pectorales y los músculos de su vientre.
Dirige sus brazos hacia mis hombros, deseando calmar mi dolor con su dulce abrazo.
Sus piernas están cubiertas por una prenda larga que cae hacia el suelo…
Todo su cuerpo mantiene la gelidez del hielo, deslumbra con su resplandor cargado de pureza…
Más imponente que todos los Dioses del Olimpo.

Y lo más mágico y hermoso de su ser…
Un par de enormes y blancas alas de arcángel.

Os aseguro… que si lo tuvierais ante vuestros ojos… quedarías cegados ante su radiante belleza, que todos los ángeles envidian.

Mis ojos se empapan y el líquido se desliza a presión por mi cara.
Oculto mi dolor con las manos, sintiéndome culpable por preocupar a mi Ángel celestial
Siento el gélido cuerpo de mi padre alrededor de mi figura, y sus manos acariciando mi cabello.
La frialdad de su ser calma mi espíritu, alcanzo un climax místico con la sensación de sus brazos contra mí.
-Te amo…
Te amo…
Te amo mi dios
Se separa de mí por un instante, contemplándome con los ojos abiertos y una expresión de sorpresa…
Mi corazón se inunda de felicidad, no puedo evitar dibujar una sonrisa.
Lentamente mi amado sonríe conmigo y ríe…
Esa risa… dios… esa risa…
Tan similar a el sonido de la brisa en las copas de los sauces… a las notas de un arpa tocada por Perseo… A el canto de los árboles bajo el blanco cielo…
Tan mágico… tan místico

No hay comentarios:

Publicar un comentario