Un débil rayo de sol despertó la
curiosidad de Rasely
Que de un salto se levantó y
miró por la cristalera
Un bello día en el bosque
Los pájaros cantan
Y el rocío de la mañana acompaña
con música
Estimulada, la pequeña camina
descalza por la cabaña dando pequeños brincos al compás de la sinfonía
Roza con sus delicadas manos las
cortinas en un elegante baile delicado
Sus alas juguetonas se deslizan
entre el aire moviéndose con esmero
Ella vuelve a echar un vistazo
al panorama
Mientras una sonrisa se dibuja en
sus labios
Y sus mejillas se enrojecen
-¡¡¡Rasely!!!
-¡sí! ¡ya voy!
La joven hada baja corriendo las
escaleras casi volando hasta encontrarse con su hermana Yaley
-Ve a recoger pedazos de
manzana, coge la cuchara y la cesta…¡Rasely!
La niña está observando de nuevo
al bosque
-¡Escucha cuando te hablan!
-¡bien! ¡Iré a coger manzanas!
-¡Como vea una mordida te quedas
sin miel!
Es tarde para que Yaley lo diga,
Rasely ya se ha ido.
La joven hada corretea entre las
plantas saltando y mirando al cielo cubierto de ramas de flamboyán
Respira con fuerza y camina con
elegancia olvidándose de que debe buscar manzanas
Solo ríe y ríe mientras el
viento cubre sus mejillas
Sin darse cuenta ha llegado al
lago
Donde las ranas componen un
soneto
Con una rebosante alegría tira
la cesta y la cuchara para meterse en el agua y comenzar a nadar
El agua cubre sus ropas y la
acaricia con cuidado
Ella se sumerge bajo el agua
junto a las burbujas persiguiendo a los renacuajos
Su evidente felicidad atrae a
Neblina
Nada más encontrarse ambas se
abrazan con fuerza.
-¡Ven! ¡baja con migo!
La joven es arrastrada por la
ninfa hacia un haz de luz en el fondo del lago
Al entrar en él descubre una
enorme y bella cueva con todo tipo de estructuras misteriosas y elegantes
destellos llegados de la superficie
El sonido de las gotas que caen
desde la cueva le recuerda al de la sinfonía de la mañana
Por lo que vuelve a bailar
Sus movimientos elegantes
alivian el alma de Neblina, que baila junto a ella intentando imitar sus
movimientos
Continúan entre risas, caricias
y suspiros
Pronto las sombras de la tarde
rodean el bosque
Las nubes y las montañas
obtienen una tonalidad clara
El sol se duerme lentamente en
las aguas
Pronto toda la comarca se llena
de juguetonas luciérnagas y melódicos grillos
El armonioso sonido de estos
pequeños es captado por Rasely
-¡Oh no!
Grita
-¡Tengo que volver!
-Es verdad, se ha hecho tarde,
yo también debo volver a casa
-Adiós Neblina
-Adiós Rasely
Un cálido abrazo entre amigas y
Rasely se dirige hacia su casa
¡Qué belleza!
El cielo azul marino lo cubre
todo
Las estrellas escarlata lo
salpican de pecas rojas
Las luciérnagas cubren los
árboles de luces
Rasely ríe y ríe mientras vuelve
a su morada
Más solo descubre que ha llegado
a la entrada cuando su hermana la despierta de la comodidad de su sueño
-¡Rasely!
-¡¡¡Ah!!!
-¿¡Sabes que tarde es?!¡Llevo
esperándote todo el día!
La joven se mantiene callada
Con la cabeza señalando
tímidamente el suelo y las manos unidas en una tierna postura
-¿Has estado con Neblina?
La pequeña simplemente asiente
con la cabeza sonrojada
-¿Y has comido?
-Neblina tenía comida en la
cueva
-¿Qué cueva?
Las dos hadas se sientan en dos
sillas a ambos lados de una mesa y se cuentan todo lo ocurrido durante el día
Rasely mantiene una sonrisa risueña
con las mejillas sonrojadas mientras bate con fuerza las alas de emoción
Cada frase salida de sus labios
mantiene la ternura que raramente en una niña de su edad se puede mantener
Su hermana se encuentra tan a
gusto con ella que no tiene ganas de enfadarse
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