jueves, 14 de agosto de 2014

La flor marchita (historia personal)


La flor marchita

El miedo nos aprisiona, nos destruye, nos paraliza y nos conduce al bosque de las sombras, donde desaparece la esperanza y los sueños y solo quedan las tinieblas y el dolor. Pero hoy quiero contarte una historia, una simple invención sobre algo que me llegó a ocurrir cierto día pero que espero te sirva de esperanza y apoyo en los tiempos difíciles.

Yo he nacido diferente, cargo sobre mis hombros una pesada cruz, la cruz de mi misión en la vida, la razón por la que fui creada, pertenezco a una casta de seres poderosos cuyo poder fue diezmado y yo debo devolverle su fuerza.

Tengo miedo, pues de la próxima batalla se decidirá el destino de mi mundo. Debo ser valiente y resistir la fuerza de mis tentaciones.

Por eso me encuentro aquí, a las puertas del portal oscuro, conociendo que la victoria se encuentra al pasar esta puerta.

Tardo un tiempo pero olvidando la presión de las cadenas de la conciencia me adentro en el área oscura.

Cuando entro la entrada se bloquea, debo encontrar la salida con mis métodos.

Enciendo la luz de mi alma… pero se apaga… lo intento de nuevo… también se apaga… es entonces cuando descubro que estoy atrapada, mi luz se está fundiendo, y sin ella no llegaré más allá del primer paso…

Asustada empiezo a correr… pero a mi alrededor siguen las tinieblas…

-Esto debe ser un sueño… un horrible sueño… pero… no lo es… estoy verdaderamente atrapada… mi sueño se ha roto… ya no puedo huir…

Es entonces cuando lloro… y lloro… sé que es imposible, sé que no puedo… mi esperanza es ahora una flor marchita, que ya no puede volver a despertar… lloro… y en agonía suelto un quejido de dolor que retumba como el eco… lloro…

 

Pronto pasa el tiempo, ya ha pasado una semana, y sigo aquí dentro… cada vez tengo más miedo, no veo la manera de huir de esta agonía…

Y entonces… oigo una voz… una oz salida de mis entrañas… de mi espíritu… parece que no todo mi pueblo fue diezmado… aún hay luz en las tinieblas

-sigue vamos sigue, no te rindas.

Mi alma vuelve a brillar… hacía mucho que no la veía… y la luz despeja las sombras… allá, a lo lejos… está la salida…

Cuando salgo, afuera está mi reino destruido… ahora solo debo esperar a que la luz reconstruya el reino… y seré verdaderamente una heroína valiente

Porque lo único que debía hacer era enfrentarme al miedo y no rendirme nunca

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